Visita a la cabaña de los cazadores (Jaktstugan) Parte II final

«Apenas» eran las 10:00 de la mañana cuando el ruido de la motosierra, la planta eléctrica y el utilitario por fin nos despertó :(. Clara señal que los otros habían empezado labores, de hecho desde hacía varias horas. Había que incorporarse a la acción cuanto antes!

Un par de horas más tarde durante la pausa para merendar nos reunimos dentro de la cabaña.

Anécdotas iban y venían. Parecían divertidas ya que todos se reían mientras yo agarraba lo que podía entender :(. No solo por mi reducido vocabulario en cuanto a cacería se refiere además de no conocer a casi nadie, por otro lado la pronunciación es algo distinta en esta parte de Suecia.

La cacería en Suecia contrario a Costa Rica es una actividad «deportiva» muy popular, estrictamente regulada y en cierta medida necesaria.

La presa principal son los alces que a falta de depredadores naturales por medio de la caza se mantiene la población en cantidades sostenibles para el medio. Aún así Suecia posee la mayor población de alces del mundo. (1)

También se puede cazar aves, las más buscadas son el Tjäder (Tetrao urogallus) y el Orre (Lyrurus/Tetrao tetrix), ambos más o menos del tamaño de una gallina de granja e incluso un poco más grandes en el caso de los machos.

Tjäder. Todos los derechos reservados por Ghana Andersson. Flikr

Orre (Tetrao tetrix) Todos los derechos reservados Andrew Sproule. Flikr

Se requiere tener una licencia, equipo idóneo, perros adiestrados para cacería y grandes cantidades de paciencia ya que hay que sentarse a esperar por horas a que algún animal pase por alguno de los senderos de tiro (skjutgata).

Alrededor de las 14:00 la tarea estaba terminada, era tiempo para un poco de ocio. Nos subimos al carro y nos fuimos para un pequeño albergue en el bosque (fikaplatsen) que sirve refugio de la nieve o la lluvia además de lugar de reunión para comer y vacilar cuando se está en la faena.

Por más que recorrimos senderos no tuvimos la suerte de toparnos con algún alce de carne y hueso 😦 pero puedo decir que aparte de lo divertido tuve la valiosa oportunidad de compartir con personas muy apasionadas con este etilo de vida, y que hay que admitirlo, no siempre son muy abiertos a los de «afuera» sin embargo fue un ejercicio de humildad. Ser humilde nos puede abrir muchas puertas especialmente cuando se trata de integrar a una sociedad ajena, creo yo.

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Fin.